domingo, 4 de julio de 2010

Lágrimas y alcoholes

Sólo nos queda tristeza y soledad. Palabras analgésicas para un país en cama. El torpe juego del ritmo, la danza sintáctica de una semántica sin corazón.
Sólo nosotros para nosotros, porque el mundo se empapa de un oscuro regocijo. Digno de unas almas de alquitrán, propensas a la maldad y al deseo de muerte. El maquiavélico uso de los titulares, el festejo de nuestros vecinos más próximos.

Sólo la pérdida de la razón en un vaso interminable de lágrimas y alcoholes.

El clima fuera de estación siempre presagia, como el pulpo y como el pueblo expectante. Pero de a uno se van convenciendo y terminan por rendirse a los hechos consumados de tiro libre y de contra. A un pueblo germánico al límite de su efusividad, en un festejo para nosotros medido.

Una vez más el hombre se confunde y abandona los abrazos cuando más los necesita. Se hunde en lamentos solitarios frente a un televisor imprudente, incapaz de manejar el control remoto con sabiduría.

Sólo por hoy, volvemos a la tierra de las cábalas truncas y al de las promesas que no habrán de cumplirse. A ocuparnos de nimiedades como el trabajo y la salud, mientras el alma hace su duelo y se amiga con la pelota.

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