viernes, 11 de febrero de 2011

February

Ya se hizo costumbre esto de aparecer una vez por mes. Como aquel asunto femenino de tanta prensa que poco comprendemos, más por impresión que por otra cosa. Así que el flan perfecto ya no se gasta en títulos y pone el mes en cuestión, en inglés, para darle una inesperada vuelta de tuerca.

Entiende los riesgos de poner fecha límite a su próximo escrito y adivina el peligro de ser confundido con una agenda. Pero el flan perfecto no llegó hasta aquí pensando en consecuencias y decide continuar su temeraria empresa. Piensa en los genios, incomprendidos en su época, e imagina la suya como una muerte pobre, un éxito retardado, unos bisnietos inmensamente ricos.

Se le ocurre también que las publicaciones espaciadas pueden suscitar el misterio. La duda. ¨En qué andará el flan perfecto?¨, se preguntarán los más curiosos. ¨Qué vida tan interesante debe llevar. Y qué delicado al hablar de temas banales y cotidianos para no marcar diferencias con el resto¨, pensarán otros cuantos.

El flan perfecto, por su parte, no cree que el suyo sea un discurso tan inocente y afirma tener algo que ver con la renuncia de Mubarak. Se desliga de los incidentes antes de ser acusado y envía un mensaje cifrado para sus activistas más cercanos (YlkwhsAhorafowfQuerwihwSeliejwqeFueskfwhMubarakergejQué lefhwlifGarchawlfwlHacemosdifrropilMuchachos?).

Pensando quizás en alguna mente indiscreta y superior, y para cambiar bruscamente de tema,  el flan perfecto pregunta a sus lectores si sabían que el torneo clausura 2011 se llama Néstor Kirchner. ¨Por si querían una polémica¨, arroja y evita hacer más comentarios al respecto.

Por lo demás, febrero se presenta templado, casi fresco. Por suerte las chicas porteñas siguen mostrando carne por todos lados, aunque comen pollo, pescado y hombres más lindos que uno. Pero propensos a hablar gansadas, como uno.

¨No piensen en marzo si quieren disfrutar febrero¨, alecciona el flan perfecto en un rapto de sabiduría. ¨No fumen y coman con poca sal¨, pronuncia casi entre lágrimas, sabiéndose parte del problema y de la solución de dos temas muy serios.